¿Se terminó la Unión por la Patria?
Después de lograr una tregua con Máximo Kirchner, Axel Kicillof se enfrenta a una virtual guerra fría con Sergio Massa, con quien mantiene tensiones sobre el reparto de cargos en la provincia de Buenos Aires y diferencias políticas que se profundizan atentando contra la supervivencia de Unión por la Patria.
En las filas del massismo, los reclamos hacia Kicillof son variados, tanto por los espacios otorgados al Frente Renovador en el gobierno provincial como por la falta de gestos políticos hacia una fuerza que contribuyó a su reelección. La continuidad de Jorge D’Onofrio en el Ministerio de Transporte estaba garantizada, pero el espacio para Malena Galmarini quedó en disputa, generando tironeos entre Tigre y La Plata.
El malestar se evidenció en una sesión en la Legislatura bonaerense en febrero, cuando la tropa massista abandonó la sesión entre reproches hacia Kicillof. Además, la exclusión del massista Ricardo Lissalde del nuevo directorio de Aubasa profundizó la tensión.
Por su parte, Kicillof intenta minimizar la disputa y asegura que se cumplió con lo pactado, restándole importancia al conflicto. Sin embargo, en el massismo el malestar es evidente, con reclamos abiertos hacia el gobernador.
La suspensión del congreso del Frente Renovador, que iba a realizarse el próximo viernes 22, evidencia los roces internos en Unión por la Patria. Massa busca recuperar el ADN original del partido y algunos sectores ultracombativos critican la falta de gestos de Kicillof hacia el espacio.
A pesar de las presiones, Kicillof parece decidido a no ceder y mantener su estilo de gobierno. No obstante, la tensión entre Tigre y La Plata promete continuar en el futuro cercano.